Son
los dueños
de
la pelota.
Los
que no tuvieron infancia
ni
prestada.
No
conocen el juego
los
pases, los amagues, las gambetas.
No
tienen idea.
Ellos
juegan
porque
son
los
dueños de la pelota.
Si
no ganan, se la llevan bajo el brazo
o
van y compran goles
o
van y compran jueces
o
van y compran gloria.
Y
si no,
van
y se compran
(completos)
esos
campeonatos de mentira
que
ya vienen
con
los títulos de tapa:
“los
dueños, otra vez campeones”
Y tiran
papelitos
y dan
la vuelta
se sacan las camisetas
y saltan
y se
abrazan
y después
se
dan una ducha,
le
pagan al fotógrafo
y
se van a tirar,
agotados,
en
sus camas sin amor
y sin memoria.